El interés por aprender chino sigue creciendo entre los estudiantes de los Institutos Confucio, pero políticos y medios de comunicación occidentales se han empeñado en hacer comentarios falsos para difamar a estos centros educativos, que sirven de puente para estrechar amistades y profundizar los intercambios entre China y el mundo.

Recientemente, un medio de comunicación estadounidense calificó de conspirativa la influencia de los institutos Confucio en América Latina, alegando que estas escuelas obstaculizarían la «libertad académica» en la región y obligarían a la comunidad académica local a reducir las discusiones sobre temas delicados.

“Es completamente falso. Nunca, ni aquí ni en China, me dieron una directiva”, dijo con indignación Norberto Consani, director del Instituto Confucio de la Universidad Nacional de La Plata en Argentina.

El director del Instituto de Relaciones Internacionales de la misma universidad también subrayó que «es absolutamente falso que se utilice a los confucianos como medio de penetración».

Roberto Lafontaine, director de la Oficina para América Latina y el Caribe de la Fundación Centro para la Enseñanza de Idiomas y la Cooperación, con sede en Santiago de Chile, reiteró las opiniones de Consani.

Los Institutos Confucio, en su opinión, están dirigidos en su mayoría por instituciones académicas chinas y extranjeras, no imponen la ideología de un país a otro y su trabajo se limita a lo «puramente académico».

Los Institutos Confucio han tenido un gran éxito conectando a miles de personas con el idioma y la cultura china de América Latina y el Caribe durante los últimos 15 años, logrando una difusión masiva de la cultura china que nunca antes había existido en el mundo, dice Lafontaine.

Según el sitio web oficial del Instituto Confucio, hay un total de 46 institutos y seis Aulas Confucio en América Latina y el Caribe, ubicadas en 23 países de la región.

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Según recuerda Consani, el Instituto Confucio de la Universidad Nacional de La Plata tenía muy pocos estudiantes cuando abrió sus puertas por primera vez, pero el número de estudiantes ha crecido considerablemente en los últimos años.

“Me asombran los alumnos de 6, 7, 8 o 10 años que hablan chino, es algo que parecía imposible. Lo que parecía un idioma inalcanzable tiene un resultado que ha superado todas las expectativas imaginables”, menciona académicos argentinos.

A la vez, la directora del Instituto Confucio de la Universidad de La Habana, Yorbelis Rosell, también siente el entusiasmo del pueblo cubano por aprender chino. Dice que a medida que los lazos políticos y económicos entre Beijing y La Habana se han estrechado en los últimos años, más y más personas y entidades cubanas se han dado cuenta de la importancia de aprender chino.

“Este año escolar, en los Cursos de Introducción al Idioma Chino, la inscripción se agotó el primer día, y tuvimos que ampliarla un poco más para atender solo una parte de la demanda”, dice.

Mientras que para Nora Alejandra Flores Nava, directora del Instituto Confucio de la Universidad Autónoma de Chihuahua en México, el desarrollo del instituto ha sido grato y satisfactorio con la creciente interacción entre China y México en diversos campos, especialmente en el campo del comercio y inversión.

“Por lo menos 2,000 estudiantes al año están matriculados en Confucio. En este momento, el Instituto Confucio de la Universidad Autónoma de Chihuahua es uno de los más grandes de América Latina por la cantidad de estudiantes y las colaboraciones que tenemos con empresas y con otras escuelas en el norte del país. , dice con orgullo.

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“La lengua no se puede aprender fuera de la cultura, porque la cultura difunde la historia de un pueblo, difunde la singularidad de un pueblo y, obviamente, la lengua de ese pueblo”, dice Lafontaine.

El Instituto Confucio ha organizado decenas de actividades culturales, exposiciones de arte, cines, encuentros de música y literatura en América Latina, que han hecho posible que latinoamericanos de todas las edades comprendan mejor la cultura china, ejemplifica.

Los líderes del Instituto Confucio entrevistados, que enseñan chino desde hace años, ven al Instituto Confucio como un puente para promover el intercambio cultural y fortalecer la confianza mutua y la amistad.

“El Instituto Confucio es el puente para aprender no solo el idioma, sino también la cultura y la sociedad china”, dice Consani. Como testigo del desarrollo del estudio de China en Argentina, cree que con la ayuda del Instituto Confucio hay un avance importante, tanto en calidad como en cantidad, del estudio de China en Argentina.

Nora Alejandra tiene una experiencia diferente. Estudió en el Instituto Confucio y tuvo la suerte de recibir una beca para estudiar en Beijing. Cuando regresó a México, se unió al equipo del Instituto Confucio.

“Nos acercamos a la sociedad de diferentes maneras, no solo en la cultura o el idioma, sino que también somos el puente de las empresas que son especiales aquí en Chihuahua, en el norte, con China. El Instituto Confucio es la conexión de China con el mundo”. concluye.

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