Aunque esta afirmación pueda parecer tendenciosa, teniendo en cuenta el blog en el que escribo, puedo asegurar que la ciencia está de acuerdo conmigo: aprender una lengua extranjera ofrece realmente ventajas considerables. De hecho, hablar varios idiomas no sólo te da más opciones en el trabajo o en la búsqueda de un alma gemela, sino que puede cambiar la estructura de tu cerebro e incluso aumentar su tamaño. Es, por tanto, un auténtico gimnasio mental: ¡es como si nuestro cerebro tuviera abdominales esculpidos y bíceps de culturista!
Está demostrado que una mente bien entrenada favorece la concentración y la memoria, aumenta la capacidad creativa y analítica y nos ayuda a planificar y razonar mejor. En resumen, aprender un idioma extranjero puede hacer que tú y tu mente paséis de ser personas normales a auténticas superestrellas.
Esto es lo que le ocurre al cerebro cuando aprendemos un nuevo idioma:
LA MULTITAREA SE CONVIERTE EN UN JUEGO DE NIÑOS
Hablar dos idiomas puede ayudar a mejorar la concentración y a filtrar la información irrelevante, ya que pasar de una lengua a otra mejora tanto la flexibilidad mental como la capacidad de establecer prioridades. Pero no te preocupes si eres monolingüe: ser bilingüe no significa necesariamente que seas más inteligente, sino simplemente que tu cerebro está mejor entrenado y preparado para afrontar retos mentales. Así que convierta su mente en una herramienta de alta precisión y multitarea: inscríbase en un curso de idiomas.
LA IMPORTANCIA DE LA MATERIA GRIS
La materia gris de un hablante de una lengua extranjera es más densa. En sí misma, no es una información muy tangible, pero debe saber que la materia gris contiene un gran número de fibras y células que procesan la información. Y como, por tanto, es una de las zonas del cerebro que más trabaja, se deduce que cuanta más materia gris, mejor. ¿Y cómo se densifica esta materia gris? ¡Con un entrenamiento constante! Por lo tanto, elegir la mejor palabra con el significado más adecuado en el idioma correcto es un gran esfuerzo y es justo lo que la mente necesita. Este es el tipo de ejercicio mental que pone en movimiento todas esas fibras y células del cerebro, fortaleciéndolo y manteniéndolo en plena forma.
NUNCA ES DEMASIADO TARDE
Pero las buenas noticias no acaban ahí, porque no importa cuántas velas haya en tu tarta de cumpleaños, aprender un idioma extranjero es un ejercicio mental eficaz a cualquier edad.
Así que hay que desmontar todos los mitos sobre el aprendizaje de idiomas: los adultos que tienen la motivación adecuada y dedican el tiempo suficiente al estudio pueden dominar una lengua extranjera al mismo nivel que los estudiantes más jóvenes, haciendo que sus cerebros sean más fuertes, capaces y brillantes.
LUCHA CONTRA EL ENVEJECIMIENTO MENTAL
Por último, según algunos investigadores, aprender y hablar un idioma extranjero con regularidad puede ayudar a reducir la incidencia de enfermedades como el Alzheimer e incluso reducir la progresión de la demencia senil en varios años.
